Sin duda el término de 2019 no dejó indiferente a nadie. Tras el 18 de octubre, más allá de las pérdidas que afectaron a diferentes rubros, se generó en las empresas un proceso de transformación organizacional y del negocio. La incertidumbre y los escenarios de cambio han sido tomados como una oportunidad para operar de manera más eficiente y minimizar los costos; instancia donde la automatización e innovación se han posicionado como elementos clave.
Bajo este contexto, es bastante probable que el desempleo continúe en alza y llegue a doble dígito. Por lo que, el desafío para los profesionales que estén en búsqueda de oportunidades estará puesto en adaptarse a este nuevo mercado. Los procesos de selección serán más desafiantes, complejos y exigentes; se evaluará más desde las capacidades que desde lo académico. Hoy las compañías no están buscando el típico formato profesional tradicional, precisan colaboradores de altas competencias y habilidades, que puedan desenvolverse en escenarios cambiantes, tomando rápidas y acertadas decisiones en entornos adversos, más modernos y exigentes.
Frente a un inminente aumento de profesionales en todos los niveles jerárquicos, intentando reingresar al mercado laboral, cabe preguntarse ¿Cómo es posible formar parte de una organización originada en la innovación y eficiencia? Lo que se debe tener en consideración es que la forma en que antes se trabajaba está quedando totalmente obsoleta, por lo que el desafío es reconvertir las habilidades para abordar los nuevos desafíos. Es el camino que puede asegurar una oportunidad de recolocación.
Nuestro rol como intermediario de capital humano es trascendental. Se requiere orientar al candidato, para que no quede fuera de este nuevo marco laboral, explicar que es necesario una toma de conciencia, a través de la educación. Alertar apoyados en los medios informativos, los cambios de conceptos y de qué manera complementar este proceso de innovación, no sólo con la incorporación de los aspectos técnicos, sino que también en experiencia y habilidad.
Sin embargo, no debemos únicamente dirigir al candidato hacia la empresa, sino que también en el sentido contrario. Es nuestra responsabilidad comunicar a los empleadores que hay profesionales con potencial que se están quedando fuera de este proceso, es decir, cómo las organizaciones, generadoras de talento, dan la oportunidad de entregar las herramientas para reconvertir estas habilidades.
Reutilizar el capital de experiencia es una gran prueba, especialmente en nuestro país. Existe un factor cultural muy potente, que nos hace resistente a los cambios -tanto en nuestra vida personal y profesional-. Naturalmente, a partir del actual contexto social en el que nos encontramos, este factor se ha potenciado. Esta inexperiencia ha paralizado, tanto a candidatos como grandes empresas, por lo que nuestra misión es orientarlos a la reconvención, con el fin de trabajar en un círculo virtuoso con prácticas colaborativas de beneficio para todas las partes.